Siguiendo la línea de otros títulos de Nietzsche como “Porqué soy tan inteligente” o “Porqué escribo tan buenos libros”, la nueva entrada de este blog, a sugerencia de nuestro profesor de psicología, la hemos decidido titular así. Es precisamente en el capítulo “Porqué soy yo tan inteligente” de su obra Ecce homo en el que Nietzsche aborda el tema de la alimentación. La pregunta la formula de esta forma: « ¿Cómo tienes que alimentarte precisamente tú para alcanzar tu máximo de fuerza, al estilo del Renacimiento, de virtud o vigor [virtùexenta de moralina? ». Nietzsche viene a contarnos su propia experiencia acerca de “un problema del que depende la salvación de la humanidad”, es decir, cómo alimentarse.
Nuestro filósofo se lamenta de haber comido mal hasta bien entrado en la edad adulta. Va a criticar la comida alemana en general, la cual, para él, es insuficiente y estropea el estómago. Ellos toman la sopa antes de la comida, las carnes demasiado cocinadas, las verduras grasas, los dulces degenerados, beber después de comer… Y esto último sí que es una costumbre bestial para él. ¿Las consecuencias? No son otras que tener los intestinos revueltos y llevar a que el espíritu alemán sea una indigestión. Pero no quedándose a gusto con criticar la comida alemana compara la comida inglesa con el canibalismo, ya que es una vuelta a la naturaleza que le repugna. La mejor cocina, sin discusión alguna para Nietzsche, es la del Piamonte.
Continuando con su experiencia acerca de la alimentación, el filósofo alemán nos cuenta que las bebidas alcohólicas le sientan mal (un solo vaso basta para arruinarle el día), por eso bebe agua o alcohol en muy pequeñas cantidades. Nos va a dar pautas orientativas acerca de cómo deberían ser las comidas, expresando claramente que una comida fuerte es más fácil de digerir que una demasiado pequeña, que no hay que tomar nada entre comida y comida, que no hay que beber café porque te ofusca sino té, sólo por la mañana, poco y muy cargado… Sobre todo hay que ser consciente de la capacidad del estómago de uno mismo. Sin embargo, Nietzsche deja claro que “cada uno tiene en estos asuntos su propia medida, situada de ordinario entre límites muy estrechos y delicados”.
Hay filósofos que podrían preguntarse que por qué hay que ocuparse de cosas pequeñas e indiferentes como la alimentación, el clima, el lugar… Pero Friedrich Nietzsche deja claro que “todas estas cosas pequeñas y, según el juicio tradicional, indiferentes” son mucho más importantes que todo lo que hasta ahora se ha considerado importante (cuestiones de política, del orden social, de la educación…). Para Nietzsche se han despreciado las cosas pequeñas que en realidad son asuntos fundamentales de la vida misma como por ejemplo el tema que hemos venido tratando a lo largo de esta entrada: la alimentación.
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